jueves, 23 de enero de 2014

El hombre nuevo es… porque estoy contigo.

No puedo sino seguirte en tus dudas infinitas,
no puedo sino clavarme en tu verde pupila,
como se clava el fusil en el hombro de un
revolucionario,  no puedo sino abrir la boca
para que nuestras lenguas reciban amor
que un día entre versos de sábanas empezó
a rodar, como ruedan los días de primavera,
como rueda el viento en la cara de un revolucionario,
como ruedan tus pupilas cuando me muerdes
el corazón con el prisma de tus ojos convencidos.

Como si estuviera inerte vienes a rescatarme,
Como si estuviera inerte, te vistes de vida y
rezumas poesía,  repleta palpitante me demuestras
que la poesía no sólo se escribe en folios, pues
los cuerpos son folios o lienzos en blanco y tu
como Bukowski, Miller o Burroughs, demuestras
realismo sucio, demuestras que la vida puede ser
muerte cuando no lates codo a codo en la calle
Benedetti, cuando la poesía se limita a leer o pensar.

Por encima del aire flotas impertérrita y traes como
Miguel Hernández el viento del pueblo, siempre única,
siempre regalando primavera, haciendo florecer la vida
antes que las propias estaciones, antes que el propio gallo
que canta en la mañana para saludar el día, así eres tú
regalando libertad, siempre amaneciendo, y no hablo
de expresionismo alemán, no hablo de Murnau, Pabst,
Lang, o cualquier otro.

Hablo de tu amanecer, de tu sonrisa,
tu pelo, tu boca, tu cuerpo, pues aunque no escribiera sobre ello
Lorca, Neruda o Benedetti.. estoy seguro que es la mejor poesía
que se ha escrito jamás, y que agarrado de tu libertad soy
el octavo samurái de Kurosawa, soy el hombre que mató
a Liberty Valance, en definitiva, soy el hombre que mata
el miedo, las dudas y los despropósitos,  porque si de algo
estoy seguro cuando al dormir me cuelgo de tus párpados
es que al despertar quiero hacerlo con tus gemidos, con

tu poesía, con tu boca que es boca porque grita rebeldía.

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